¿Te gusta el fútbol?


Semana grande para todos los seguidores y aficionadas al deporte rey. Primeramente ida de las semifinales de la Champions y de la Europa League, emoción y taquicardias garantizadas con Madrid, Barça, Athletic, Valencia y Atlético jugándose media temporada, y traca final el sábado a las 20:00 con el enésimo “partido del siglo”. Los dos gigantes dirimen su porvenir en la competición doméstica a cinco jornadas del final de La Liga en un clásico que se prevé más intenso y decisivo que nunca, aunque puede no ser ni el más dramático ni el último del año si ambos imponen la lógica en Europa.

Como cada año, o mejor dicho como cada “derbi”, toda la maquinaria fanática y frenética de radios y televisiones nacionales se preparan para hacer el agosto a costa de maratones, especiales y redifusiones varias que nos devuelven al dejavu de una previa interminable, de vaticinios dignos del propio Kafka, y de un estruendo semejante al que esa misma mosca cojonera, salida de La metamorfosis, nos somete impidiéndonos conciliar el sueño en esas calurosas y pegajosas tardes de siesta frustrada en la playa.

En clave televisiva, los recurrentes Punto pelota y Futboleros, pero también el Efectivament y cada uno de los espacios deportivos de los sucesivos telediarios, ya nos tienen acostumbrados durante todo el año a ridículos debates, encuestas, análisis, polémicas y a ridículos a secas de la fauna futbolística, que simplemente grita, ladra, brama o grazna más cuando se acerca un acontecimiento de tales proporciones, y que solo deja de hacer ruido durante un breve lapso de tiempo en casa del perdedor, para cuando, como suele pasar después del coito, se da carpetazo a un posible post-partido en consecuencia con las preliminares hasta que a otra cosa mariposa.

A lo Cuarto Milenio, de estas tertulias con pinta de clandestinas que se dan pasada la medianoche, y del extraño fenómeno que presentan, son de las que me gustaría hablar hoy.

Hace años, Estudio estadio o Gol a gol eran programas de referencia y de obligada visión todos los domingos para cualquier amante del fútbol que se preciara.
Hoy, en Cataluña el equivalente al segundo es Hat-trick, y el mismo Estudio estadio, literalmente hablando, es ese otro con pinta de antiguo y con la gracia en posición de fuera de juego que ha sido desterrado a Teledeporte, un canal deportivo que solo emite deportes que, por no ofender, casi nadie ve.

Ahora, cada domingo Punto pelota y Futboleros se reparten la porción mayor del pastel de la audiencia relativa al balompié, y por si fuera poco, exceptuando las noches del viernes y del sábado, cuando descansan, hacen lo propio durante la semana rivalizando y erigiéndose en los espacios más seguidos de su franja horaria.
Ahora bien, goles, regates, asistencias, túneles, taconazos, paradones, tácticas, rigor, equanimidad, coherencia...son todo términos que, en dichos programas, están en un segundísimo plano. Robo, hashtagg, o como se diga, robo, trending topic, lo que sea, robo, atraco, ladrón, Villarato... en cambio, están a la orden del día y siguen de moda. Primer misterio sin resolver. Nos encanta el fútbol, y aún así vemos Punto pelota.

Segundo misterio. Los que me conocen ya lo saben, y los que no, ni lo puedo ni deseo ocultarlo, sóc del Barça, y además soy de esos culés sufridores como los de antes, de los que no ven clara la victoria ni ganando 3-0 al Getafe en el minuto 80. De pequeño escuchaba la radio y veía el partido del plus codificado, y aún recuerdo como hube de devolverle las lágrimas a mis ojos tras fallar Djukic el famoso penalty que le daba al Barça su cuarta liga consecutiva en el 94. No obstante, me encanta el fútbol, e intento disfrutarlo y ser objetivo en la medida que puedo, pues creo en el fanatismo bien entendido. Es por eso que no soporto la sonrisa sibilina de Lluís Canut dando caña en Efectivament a todo lo que huela a blanco como quien no quiere la cosa, y por eso no entiendo, y de ahí el misterio, porqué sigo viendo Futboleros. Como diría ese puto portugués, perdón digo... Mourinho, “¿Por qué?” Sólo puedo llegar a la conclusión de que los barcelonistas somos masocas. Inda, Caridad, Duro, el tío ese que se parece al Idiota de La cena de los idiotas, el otro igualito al Mortadelo... Siro, Hermel, Esteva, Luque, Pedro Pablo, Gatti, Buyo, Damián, Roncero, ¡¡Roncero!!... todos ellos, en algún momento, y algunos de por vida, han despertado mi vena asesina... y sin embargo no lo puedo evitar... cuando pierden, cuando ganan, cuando lloran, cuando cantan, ahí están... sacándome de quicio. O sea que lo dicho: masoquismo.

A partir de aquí surge el tercer misterio, no habla de fútbol, pero me engancha, no puedo con casi ninguno de sus colaboradores, pero cuando llegan las 0:00 quiero ver lo que tienen que decir... entonces o no existe la fórmula perfecta, o hace falta aportar algo más al televidente para poder aguantar un programa entero por muy dado que seas a la autoflagelación. Lo explico con un ejemplo, imaginemos esa serie en la que los personajes te dan una rabia que te tiras de los pelos, en mi caso véase todos los niños de Los Serrano con Fran Perea a la cabeza, pero que sin embargo, por lo que sea, no quieres dejar de ver y no lo haces, esperando fielmente cada semana próxima su emisión... hasta que te das cuenta que todo era un sueño, que también manda huevos; pero bueno, si Punto pelota o Futboleros fuesen esa serie en cuestión, yo esperaría cada semana a que la dieran, sí, pero tras el segundo anuncio me daría igual como acabara y lo que siguiera, hasta una nueva emisión... A las 0:40 aproximadamente, en un monento de lucidez apago la tele, y hasta nunca - me digo.

A colación con la anterior entrada en la que nos preguntábamos por la relación entre televisión y sociedad, parece claro que la cuestión de si es posible dotar a esta farándula y al mundo del fútbol en general de un poco de cordura sobra estrepitosamente, pero... ¿Tan imposible ha de ser? ¿Se puede criticar al rival y al mismo tiempo reconocer sus méritos? ¿No se pueden asumir los errores de uno mismo? ¿Se puede hacer un programa atractivo para el espectador sin necesidad de convertirlo en un espectáculo dantesco? ¿Se puede equivocar un árbitro, un jugador o un entrenador, sin más?

A la vista de los hechos parece ser que no. ¡No, no y no! Pues los hechos son que nos pasamos las horas viendo como unos cuantos indocumentados - porque en este deporte especialmente un “periodista” puede decir lo que quiera y lo que sea sin necesidad de demostrarlo, de argumentarlo o de disculparse - hablan de robos, de amaños y de conspiraciones por una sola jugada, tiran líneas perpendiculares torcidas y nos traen a expertos matemáticos para que nos hablen de profundidad. Humillan al rival, discuten al profesional y al aficionado lo manipulan haciendo gala de su prodigiosa memoria selectiva; sacan punta a una declaración con más o menos intención, y disculpan una provocación en toda regla a conveniencia. Calientan los partidos y excitan a las masas por vender lo que sea menester...y nosotros, que tantas y tantas veces y en tantos y tantos mensajes entramos al trapo.

Como practicante y aficionado al fútbol de toda la vida, como parte de esta sociedad, y como espectador habitual, y fugaz, de estos programas, uno lamenta que a menudo haya que alinearse a uno de los extremos para hacerse escuchar, y para poder predicar con el ejemplo quisiera acabar dando una de cal y una de arena a los programas en cuestión, así como a sus colaboradores.

La de cal es la energía que transmiten. A altas horas de la noche se agradece un espacio que capte el interés del espectador y que aporte dosis de humor desde la pasión y la naturalidad que requieren un tema que no deja de ser un juego.

En contra diré que en concepto echo de menos más fútbol y menos ruido en los mismos. Sería interesante encontrar un punto intermedio entre Punto pelota y Futboleros y otros como Efectivament, Estudio estadio o El dia del fútbol, tal y como sería posible compaginar el amor a unos colores con la objetividad o la capacidad de ser justos en ciertas acciones que no admiten una discusión estéril entre un lado y otro de la mesa, y con el respeto por no convertir el asunto en una pelea de asiduos a la barra del bar que van salpicando de alcohol y de saliva a los espectadores.

Creo que yo esta noche volveré a darles una oportunidad y hasta que el cuerpo aguante seguiré volviendo loco al mando, que me dice que me aclare de una vez, mientras sacio mi sed de fútbol, o de lo que sea, antes de irme a dormir.

PUBLICADO POR FERRAN

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A disfrutar de esta semana grande y de lo que queda por todo lo alto. Espero que el sábado reine la deportividad y el espectáculo y que todos sepamos estar a la altura en la victoria y en la derrota; y que en Europa tengan suerte todos los equipos españoles menos el Madrid ;-)

¡Salut i força!

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